Reportaje
Cartografía de una discriminación insolente: el estigma de la enfermedad mental
Basado en la investigación 'Salud mental e inclusión social. Situación actual y recomendaciones contra el estigma'
18/12/2015
Beatriz Sancho
Las raíces de la discriminación hacia las personas con problemas de salud mental, y mucho más aún la puesta en marcha de medidas para su erradicación, son dos temas que el inconsciente colectivo ha ignorado con constancia y alevosía a lo largo de la historia del ser humano. Sin embargo, cada vez más son las personas que, con mayor consciencia, se predisponen a abordar su identificación. Lo hacen con el afán de alumbrar la ignorancia ajena y brindar el reconocimiento de estas personas, la justicia de su inclusión y el respeto de sus derechos. El estudio 'Salud mental e inclusión social. Situación actual y recomendaciones contra el estigma', es prueba fehaciente de ello.
El estigma de las personas con problemas de salud mental, asegura Inés González de Chávez, directora técnica del área de Proyectos y Estudios de la
Confederación Salud Mental España, "es la principal barrera relacionada con la enfermedad mental, y el hecho de ser invisible dificulta aún más su erradicación". Confirma González de Chávez que el estigma "no es como un bordillo o una escalera sino una barrera actitudinal, fruto del desconocimiento y los prejuicios que existen en la sociedad respecto a las enfermedades mentales".
Desde Salud Mental España llevan muchos años luchando contra el estigma y, aunque se hayan hecho avances, saben que aún "queda mucho por camino por recorrer", aunque, gracias al estudio 'Salud mental e inclusión social. Situación actual y recomendaciones contra el estigma', ahora "conocemos mejor la realidad para actuar de una forma más certera". Sostiene la directora técnica de la confederación que "se hacía necesario analizar cuál es la relación entre estigma y salud mental para poder definir una estrategia eficaz que permita acabar con los obstáculos que dificultan la inclusión de las personas con problemas de salud mental".
"El estigma no es como un bordillo o una escalera sino una barrera actitudinal, fruto del desconocimiento y los prejuicios que existen en la sociedad respecto a las enfermedades mentales"
La razón primordial por la que la confederación ha realizado esta investigación va más allá de "conocer a fondo cómo es ese obstáculo y de qué forma se manifiesta en el día a día de las personas". Descubre González de Chávez que, además de posibilitar "respuestas más contundentes y eficaces" a este problema social, "el inminente paso posterior al estudio será la nueva 'Estrategia de Lucha contra del Estigma' que permitirá dirigir las acciones de la Salud Mental España de forma jerarquizada, coordinada y calendarizada".
UNA INVESTIGACIÓN SUSTANCIOSA
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Salud mental e inclusión social. Situación actual y recomendaciones contra el estigma', pese al título, lo que aborda con exactitud, según matiza la socióloga Jimena Cazzaniga Pesenti, investigadora principal del trabajo, es la "la situación actual de las personas con trastorno mental grave (TMG) en cuanto a la reproducción del estigma. No su inclusión social". Precisamente para eliminar el estigma, el estudio recoge una serie de recomendaciones para poner en marcha como la información, sensibilización y formación en todos los ámbitos de la vida, y a todos los y las agentes implicados o el desarrollo de investigaciones que arrojen luz sobre la reproducción del estigma asociado a la enfermedad mental. También propone acciones de incidencia política, y medidas a nivel interno en las organizaciones y entidades en el ámbito de la Salud Mental. Pero estas medidas, puntualiza Cazzaniga, "han de realizarse de forma transversal, y teniendo en cuenta la perspectiva de género y el empoderamiento de las personas con enfermedad mental".
"Las recomendaciones para eliminar el estigma han de realizarse de forma transversal, y teniendo en cuenta la perspectiva de género y el empoderamiento de las personas con enfermedad mental"
Las barreras que produce el estigma asociado a la enfermedad mental "son múltiples", afirma la socióloga, "y se traducen en diversas situaciones de discriminación en función del contexto". El estudio ha evidenciado que "estas barreras suponen la vulneración de los derechos de las personas con TMG, así como la pérdida, en la práctica, del estatus de sujeto ciudadano o ciudadana de pleno derecho". Y justo por ello, reconoce esta vez González de Chávez, la investigación "nace de la convicción firme de promover la salud mental y lograr que las personas con problemas de salud mental, y sus familiares, disfruten de una vida plena y en igualdad". En este sentido, la técnica considera este trabajo "estratégico" para el futuro de la confederación y para "arrojar luz a una situación compleja, con consecuencias demasiado serias para dejarlas en sombra".
"Las barreras que producen el estigma suponen la vulneración de los derechos de las personas con TMG y la pérdida del estatus de sujeto de pleno derecho"
ÁMBITOS DE EXCLUSIÓN
Los ámbitos en los que ocurre de forma evidente la estigmatización de las personas con TMG analizados en la investigación han sido el sanitario, el educativo, los medios de comunicación, los servicios sociales, el empleo, la familia, el poder ejecutivo y legislativo, y el penitenciario. Si bien es cierto que tanto las investigadoras como los representantes de las personas con enfermedad mental han querido poner el foco, en esta ocasión, en los ámbitos policial y judicial porque "se trata de sectores en el que se ha constatado una grave carencia de información".
Desde el punto de vista penal, afirma Cazzaniga que uno de los problemas por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FCS) tiene que ver la falta de detección, en primer lugar, de si el sujeto de un “incidente” o “altercado” es una persona con TMG. En el caso de que el incidente sea producto de una descompensación, apunta la socióloga, "es necesario poner en marcha mecanismos de derivación al sistema de atención socio-sanitario".
La investigación ha constatado que cuando las FCS no lo detectan, la persona con problemas de salud mental es trasladada a un juzgado de guardia. "Allí, lo más probable es que se le aplique un juicio rápido, un procedimiento que no es adecuado para este tipo de casos", denuncia la investigadora, "y que, sin embargo, se pone en marcha más a menudo de lo que se debería con las personas que tienen una enfermedad mental".
Por su parte, el testimonio de un fiscal especializado en Salud Mental ratifica que "en un juicio rápido no hay ninguna capacidad de análisis por parte de la policía, los jueces, el fiscal o el abogado" y que no ofrece "ninguna capacidad de evaluar". "¿Cómo se puede evaluar la inimputabilidad, que es lo más difícil que se puede hacer, en un juzgado de guardia?", se pregunta el experto. "Es imposible, con lo cual no se evalúa, y a la persona con problemas de salud mental se le da el trato de persona sin enfermedad mental, con lo cual se le pone una pena, con lo cual va a la cárcel. Y es en prisión donde finalmente se ve que tiene, por ejemplo, esquizofrenia", explica, "pero ya está en la cárcel”.
"En un juicio rápido no hay ninguna capacidad de análisis por parte de la policía, los jueces, el fiscal o el abogado ni ofrece ninguna capacidad de evaluar"
El fiscal insiste en que hay que recordar que "la prisión, según nuestro propio ordenamiento jurídico, no es el lugar apropiado para una persona con TMG y que ha de cumplir una pena en un ambiente no penitenciario". Sentencia además que, de este modo, "se genera un círculo vicioso en el que se vulneran una y otra vez los derechos de las personas con enfermedad mental".
La investigación, respecto a estos casos, concluye que muchos de estos episodios que acaban en un proceso penal contra una persona con TMG, son consecuencia de las carencias en el sistema de atención socio-sanitaria en muchos casos y el consecuente desbordamiento familiar, ya que tiene que ver con situaciones de descompensación de la persona que puede ser sujeto de un “altercado” por encontrarse en una crisis y que, en lugar de derivarse a la persona a un recurso socio-sanitario, se hace un atestado (connotación penal) de la situación y se envía a esa persona a un juzgado.
Respecto al ámbito judicial, varios expertos y expertas jurídicos dan fe de que existe "un cierto abuso de la figura de la incapacitación civil permanente y total por el simple hecho de tener una enfermedad mental. Esto afecta a todos los operadores jurídicos, desde fiscales o jueces y juezas hasta el cuerpo notarial. La existencia de un TMG opera como un “antecedente de la persona”, continúa explicando el mismo fiscal especializado, "y en esos casos el proceso es muy fácil: lo que hay que hacer es incapacitar plenamente para todo y para siempre y si es posible internar", denuncia, "y esto es algo profundamente injusto”.
"Existe un cierto abuso de la figura de la incapacitación civil permanente y total por el simple hecho de tener una enfermedad mental, algo profundamente injusto"
La gravedad de esto "es mayúscula" según la investigadora principal del estudio, pues se llegan a darse "paradojas tan inverosímiles como que una persona se someta a un proceso de incapacitación civil (es decir, que se la condene a una “muerte civil”) para poder acceder a una plaza en una residencia pública, es decir, a aquello que debería ser un derecho".
El problema, según apunta la directora de la investigación, Anabel Suso Araico, es que el ámbito penitenciario "está profundamente ligado a los ámbitos policial y judicial, en el sentido de que, a menudo, por una mala práctica en los anteriores espacios, las personas con TMG terminan cumpliendo una condena en un contexto penitenciario cuando no debería ser así. Esta es la razón por la que una gran proporción de personas con enfermedad mental están en los centros penitenciarios". Las prisiones, sentencia Suso Araico, "no son un lugar adecuado para la reinserción y apoyo a las personas con TMG".
"El problema es que el ámbito penitenciario está profundamente ligado al policial y al judicial, y las personas con TMG terminan en centros penitenciarios cuando no debería ser así"
LA ESTIGMATIZACIÓN EN LA EDUCACIÓN Y LOS MCM
El entorno educativo es un entorno "especialmente cruel para los y las adolescentes con enfermedad mental, que se revelan particularmente vulnerables cuando experimentan un trastorno mental debido a su corta edad, por lo que sus capacidades de sobreponerse a situaciones discriminatorias son generalmente menores. Las reacciones de rechazo o aislamiento, por desconocimiento por parte de sus iguales e incluso, a veces, del profesorado les pueden provocar desmoralización y desasosiego, y dificultan su recuperación. Es habitual escuchar que los y las jóvenes con enfermedad mental declarar sufrir o haber sufrido aislamiento, burla y rechazo social en la escuela", comenta la directora de la investigación.
Además, en la etapa de la adolescencia, en que se está conformando la personalidad, la relación con el grupo, con las y los iguales, "es muy relevante, por lo que los procesos de aislamiento pueden generar verdaderas barreras para su desarrollo", continúa Suso Araico. Estas situaciones se traducen no sólo en un obstáculo en el correcto tratamiento de las persona, sino que pueden generar un fuerte estigma social en el aula, que en ocasiones desencadena situaciones de acoso escolar que van más allá de la “simple” burla y que pueden tener serias repercusiones. "El bullying o acoso escolar, es decir, la puesta en marcha de conductas exacerbadas de burla y rechazo por parte de un grupo de personas o una persona puede manifestarse tanto como causa (detonante) o como consecuencia de la enfermedad mental". Algunas investigaciones, añade la directora, alertan de que alrededor de la mitad de los y las jóvenes que viven situaciones de acoso escolar "desarrollan cuadros de depresión (54,8%) o ansiedad (43%), entre otros trastornos".
"El bullying o acoso escolar, la burla y rechazo por parte de un grupo de personas o otra puede manifestarse como causa (detonante) o como consecuencia de la enfermedad mental"
Los medios de comunicación, otro de los ámbitos analizados en el estudio, contribuyen a la creación de estigma de las personas con TMG. Para revertir la situación, la también directora del Área de Análisis, Estudios y Evaluación de Políticas Públicas de Red2red Consultores muestra que los medios informativos "deberían dar información veraz, contrarrestando los contenidos tradicionales estereotipados, y contar con la participación individual y colectiva de las personas afectadas en primera persona. Es necesario que interioricen una actitud vigilante ante la posible vulneración de la dignidad de las personas y ante informaciones erróneas, discriminatorias y estigmatizantes". Y, para ello, Suso Araico les invita a "escuchar a las personas con enfermedad y a sus familiares, al movimiento asociativo de la Salud Mental para conocer de primera mano la realidad que viven".
También insiste esta socióloga, en este mismo ámbito, que "frente a la habitual construcción de informaciones peyorativas y estigmatizantes, los medios de comunicación tienen la obligación de promover "la elaboración de piezas informativas y reportajes que ofrezcan una imagen positiva de las personas con TMG, presentándolas como ciudadanas y ciudadanos con derechos y posibilidad real de ejercer roles sociales normales, no solo ni fundamentalmente el de enfermos". Y subraya que la imagen de las personas con problemas de salud mental "debe desarrollarse, por un lado, en primera persona, es decir, a partir de los testimonios de las personas que tienen una enfermedad mental, y por otro lado, ahondar en las vidas concretas de las personas afectadas y las dificultades personales que les supone el estigma, en lugar de hacer grandes relatos sobre la enfermedad en sí, que puede generar más confusión".
"La imagen de las personas con problemas de salud mental en los medios de comunicación debe desarrollarse a partir de los testimonios, en primera persona, de las personas que tienen una enfermedad mental"
INLCUSIÓN LABORAL Y FAMILIA
Según un estudio realizado en la Comunidad de Madrid en 2009, sólo el 5% de las personas entrevistadas con enfermedad mental tenía un empleo regular. Entre ellas, casi la mitad (44%) declararon haber sufrido algún tipo de discriminación en el trabajo. Por otro lado, la tasa de empleo de las personas con TMG (con una discapacidad reconocida), según el Informe de 2013 sobre el empleo en las personas con discapacidad que elabora el INE, es del 15,7%, la tasa más baja de todos los tipos de discapacidad.
"El estigma que se atribuye a las personas con enfermedad mental en el ámbito laboral suele estar vinculado a creencias negativas relacionadas con la falta de competitividad o productividad así como con la incompetencia. Así mismo, la prevalencia de ciertas ideas erróneas con respecto a la enfermedad mental como la equiparación a la deficiencia mental, el temor a la incertidumbre o la posible conflictividad, o la imagen asociada a la depresión de debilidad y carencia de fuerza para competir en el mercado de trabajo, así como a la falta de productividad merma sus oportunidades de inserción", sostiene la directora de la investigación.
Además, continúa la socióloga, "la discriminación, por parte del empresario, suele suponer el cambio en las funciones desempeñadas, relegarles a puestos de menor responsabilidad o cualificación y, en algunos casos, el despido". Pero la discriminación también se manifiesta, en ocasiones, entre las y los compañeros de trabajo "que, por desconocimiento, comienzan a mostrar miedo, lo que deriva en desconfianza, e incluso en rechazo o aislamiento". Es por ello que "queda mucho trabajo por hacer en el ámbito laboral para garantizar que la persona pueda reconocer que tiene una enfermedad mental en una entrevista de trabajo y esto no se convierta en una barrera para su contratación".
"La discriminación, por parte del empresario, suele suponer el cambio en las funciones desempeñadas, relegarles a puestos de menor responsabilidad o cualificación y, en algunos casos, el despido"
Respecto al ámbito de la familia, respecto al hecho de que muchas familias de personas con TMG siguen sin tomar conciencia de la necesidad de abandonar actitudes paternalistas y sobreprotectoras hacia sus familiares, la directora de la investigación comenta que "en una sociedad que rechaza y discrimina frecuentemente a personas con enfermedad mental, el entorno familiar, muchas veces, se convierte en el espacio de protección que intenta parapetar a la persona con TMG frente a la sociedad". Esto provoca "la reducción de las redes sociales, el aumento en paralelo de la dependencia de la persona con enfermedad mental, de modo que se genera un círculo vicioso en que las relaciones entre las personas que forman parte del grupo familiar se vuelven más intensas hacia dentro y menos recíprocas hacia el exterior".
En este mismo sentido, el estudio señala el desconocimiento inicial entre las familias sobre lo que conlleva tener una enfermedad mental, unido a la repercusión de los estereotipos y prejuicios asociados a ésta, provoca entre los familiares un fuerte sufrimiento que, a menudo, se traduce en un ocultamiento de la enfermedad tanto por miedo a la reacción del resto para con sus familiares, como para con ellos o ellas mismas. Esto supone una tendencia tanto a la sobreprotección y las actitudes paternalistas o excesivamente compasivas con sus familiares con trastorno mental (de cuyas capacidades de recuperación a menudo dudan) como a los sentimientos de vergüenza con respecto a ellos y su enfermedad.
"Entorno familiar, muchas veces, se convierte en el espacio de protección que provoca la reducción de las redes sociales y el aumento de la dependencia de la persona con enfermedad mental"
El estudio apunta a que la reproducción de actitudes sobreprotectoras y paternalistas se origina por la vulnerabilidad de estas personas en sus episodios o crisis. Los familiares, acostumbrados a atender a la persona con TMG y a decidir por ella en los periodos de mayor inestabilidad, tienden a prolongar esa actitud incluso cuando la persona está más estabilizada o estabilizada del todo.
Para Suso Araico, esta situación deriva de la falta del completo desarrollo del sistema de atención sanitaria previsto en la Ley General de Sanidad, relativo a atención en el ámbito comunitario, la potenciación de los recursos asistenciales a nivel ambulatorio y los sistemas de hospitalización parcial y atención a domicilio. "Esto ha supuesto que las familias sean fundamentalmente las que se encarguen de la persona con enfermedad mental, pues no existe una verdadera provisión de recursos socio-sanitarios que proporcionen apoyos alternativos".
"La reproducción de actitudes sobreprotectoras y paternalistas se origina por la vulnerabilidad de estas personas en sus crisis y porque los familiares siguen decidiendo por ellos incluso ya estabilizados"
Dentro de este mismo ámbito, Cazzaniga Pesenti alerta de que en los procesos de familia también se han detectado "actitudes discriminatorias y vulneración de derechos como los casos en los que, aún con informes psicosociales favorables, a una pareja se le deniega la adopción de un o una menor por el mero hecho de tener problemas de salud mental". Además, la propia Confederación Salud Mental España destaca de la inexistencia de protocolos de acceso a la justicia por parte de las personas con enfermedad mental y subraya que la "solemnidad y teatralización desplegada en la celebración de los juicios como puedan ser los términos desconocidos, las vestimentas, etc., convierten el juicio en un momento de gran carga emocional para la persona con TMG que le suele resultar especialmente complicado".
"Existen actitudes discriminatorias y vulneración de derechos como los casos en los que, aún con informes psicosociales favorables, a una pareja se le deniega la adopción de un o una menor por el tener problemas de salud mental"
Para Anabel Suso el abandono del posicionamiento sobreprotector y las actitudes paternalistas que muchas y muchos familiares despliegan sobre las personas con problemas de salud podría resolverse asociándose a entidades de Salud Mental donde encontrarían apoyo para enfrentarse a la situación, pero también formación y recursos. Además, insiste en que la familia "dé voz y visibilidad a sus familiares con enfermedad mental, que dejen de ocultar su situación para llegar a la normalización de sus vidas tratando la dolencia como una enfermedad que, como todas, puede manifestarse en episodios o crisis más graves, pero que no inhabilita a la persona para hacer una vida normal".
"Es importante que las familias dejen de ocultar su situación para llegar a la normalización y entender que la enfermedad mental no inhabilita a la persona para hacer una vida normal"
LAGUNAS
Después de realizar este "meta-análisis" a partir de diversas fuentes secundarias, entrevistas a múltiples informantes clave, y de los testimonios de las y los propios protagonistas con TMG, "que han tenido una participación destacada en la elaboración del estudio", las investigadoras se han encontrado con lagunas que "necesariamente" han de abordarse. Suso Araico apunta que el ámbito más urgente en el que hay que profundiza es el medio educativo, tanto en secundaria como en la Universidad. Las razones "el desconocimiento existente de lo que realmente sucede en él y las graves consecuencias que se ha comprobado experimentan las y los jóvenes cuando sufren la discriminación y el acoso por los prejuicios asociados a sus enfermedad".
Otra de las principales lagunas informativas que han detectado con la investigación en la mayoría de los ámbitos analizados "tiene que ver con la escasa existencia de estudios o investigaciones que traten el tema de la discriminación múltiple desde diferentes aspectos como el género y la orientación sexual". En opinión de la directora del trabajo: "este análisis convendría hacerlo desde un enfoque dual, es decir, desarrollando estudios específicos que aborden la doble estigmatización de mujeres con enfermedad mental o personas lesbianas, gay, bisexuales y transgénero (LGTB), y adoptando de otro lado un enfoque transversal, teniendo en cuenta de manera constante la variable de género. En muchos estudios aún no se adopta la perspectiva de género de manera sistemática".
También se encuentra un vacío en relación al estigma agravado que pueden estar viviendo otros sectores de la población como las personas sin hogar, en situación administrativa irregular o de etnia gitana porque son "grupos todos ellos especialmente vulnerables". Otra laguna afecta al ámbito de la comunicación y, más concretamente, en Internet que, considerado como uno de los canales de información y creación de opinión importante en los últimos años, no se ha estudiado lo suficiente y, por tanto, "desconocemos totalmente cómo se reproduce el estigma en este medio así como qué tipo de estereotipos funcionan allí", denuncia la directora de la investigación.
"Existen pocas investigaciones que traten el tema de la discriminación múltiple desde diferentes aspectos como el género y la orientación sexual"
En opinión tanto ambas investigadores, además, "resultaría útil analizar la imagen social de la enfermedad mental en la industria del entretenimiento y del ocio, es decir, en películas, series de ficción, etc., ya que tienen una importante repercusión en lo que se refiere a la transmisión de estereotipos así como, y fundamentalmente, en la movilización de emociones en la población general". Las dos últimas lagunas que señalan ambas se refieren al lugar de residencia de la persona con TMG: "existe poca o nula información acerca del proceso de estigmatización en función del mismo". Muchos expertos alertan de la importancia de prestar especial atención a las personas con problemas de salud mental que habitan en zonas rurales, "ya que el proceso de integración en dichas zonas podría ser más complejo que en los entornos urbanos". La última carencia la ubican en el ámbito familiar donde, según concluyen, han descubierto un "desconocimiento de las percepciones o actitudes de las y los hijos de las personas con enfermedad mental".
DEL BENEFICIO DE TRATAR CON NOSOTR@S
La directora de la investigación manifiesta que "este ha sido uno de esos estudios que una socióloga siempre ha esperado, pues entra en las entrañas de uno de los fenómenos centrales para el análisis sociológico, la generación del estigma, un proceso que, en el caso de las personas con TMG, constituye una de las barreras fundamentales para su integración y el principal elemento que explica la discriminación". Tener acceso a los testimonios en primera persona de los propios implicados le ha ofrecido "la realización personal de un proceso de deconstrucción de los estereotipos y prejuicios anidados también en nuestro subconsciente, y un desmantelamiento de muchas ideas preconcebidas en torno a una enfermedad que, habitualmente, presenta a la persona de una manera totalizante a partir de la misma.
El estudio, sentencia Suso Araico, "nos ha permitido conocer y denunciar armadas de argumentos una realidad que excluye y rechaza a muchas personas por su enfermedad, y proponer recomendaciones y medidas a partir del ingente trabajo que ya de hecho está realizando el movimiento asociativo en este país".
"Ese contacto con ellas y ellos, y esa sensibilización, si logra cuestionar parte de nuestros comportamientos y actitudes, nos convierte en agentes antiestigma a cada una de nosotras y nosotros"
Por su parte, Jimena Cazzaniga Pesenti, concluye que las claves de cualquier programa que pretenda enfrentar el estigma, en este caso asociado a la enfermedad mental, debe abarcar todos los componentes el proceso de estigmatización: el estereotipo (los mitos y creencias no contrastadas sobre un determinado grupo social), seguido del prejuicio (la generación de emociones negativas con respecto a quienes pertenecen a tal grupo) y de la discriminación (es decir, actitudes de rechazo social de tal grupo).
"La clave del éxito de cualquier programa que lo enfrente debe abordar los tres. ¿Cómo? Por un lado, con la generación de contenidos que desmientan los mitos y creencias (“rumores”) en torno a las personas con trastorno mental y, por otro, promover "el contacto social con estas personas". Y es que, también para esta socióloga, entrar en contacto con las personas con problemas de salud mental le ha hecho consciente de "las situaciones de vulneración de derechos a las que se enfrentan diariamente" y le ha permitido "desechar todos los prejuicios que albergaba hasta ese momento y reconocerme, en las entrevistas, en parte de las cuestiones de la vida que les preocupan como sus relaciones afectivas, la política, la situación social, el trabajo, etc."
"Todo este trato con personas con problemas de salud mental", abrocha esta socióloga, "me permitió visibilizar esas líneas rojas, arbitrariamente construidas, que nos alejan y que es indispensable desmantelar para no reproducir los estereotipos y prejuicios, evitar caer en actitudes discriminatorias y, además, denunciarlas cuando existan. Ese contacto con ellas y ellos, y esa sensibilización, si logra cuestionar parte de nuestros comportamientos y actitudes, nos convierte en agentes anti-estigma a cada una de nosotras y nosotros".